Cuando aprendemos se activa nuestro cerebro, un complejo proceso de decenas de moléculas químicas para formar nuevas conexiones entre las neuronas o fortalecer ya las existentes.
Para poder aprender, hay que establecer las condiciones que activan y facilitan ese proceso. La práctica y la repetición permiten formar conexiones rígidas entre las neuronas, que es lo que requiere la adquisición de hábitos, como aprender a conducir o a tocar el piano etc.
En la infancia el cerebro es muy plástico y tiene más capacidad para establecer conexiones rígidas entre las neuronas que en otras épocas de la vida, ello es especialmente relevante para adquirir otra lengua.
Hay estudios científicos que muestran que nacemos con una parte de la corteza cerebral especialmente capacitada para albergar las representaciones de las lenguas que adquirimos en la infancia.
Por último mencionar que el mejor modo de enseñar es el que incita la estructura mental que guía el aprendizaje favoreciendo los procesos cerebrales requeridos en cada caso.
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